Zinc, eficiencia en el maíz

El maíz es uno de los cultivos extensivos más susceptibles a la deficiencia de Zn, presentando clorosis internerval en la lámina de las hojas más jóvenes, con un impacto directo sobre el rendimiento. Investigadores definen al Zn como el cuarto elemento que limita la producción de maíz.

Durante muchos años los productores se preocuparon por fertilizar los cultivos buscando altos rindes, solo con macronutrientes como nitrógeno (N) y fósforo (P), olvidándose de los micronutrientes. Por lo que esta situación afectó el balance de nutrientes en los suelos, el crecimiento de las plantas y finalmente los rendimientos.

Especialistas determinaron que zinc es el micronutriente que más se ha deteriorado en estos últimos años en Argentina. Encontrando una deficiencia generalizada dada por diferentes causas, principalmente en áreas de alta producción, la intensificación de cultivos generó la deficiencia. Por otro lado, el déficit puede presentarse por condiciones naturales de baja oferta de materia orgánica, o por un alto contenido de carbonato de calcio.

El zinc es un micronutriente esencial para el crecimiento y el desarrollo normal del maíz.

El zinc se encuentra en cantidades suficientes en la mayoría de los suelos para satisfacer las necesidades de los cultivos, aunque puede ser deficiente en suelos arenosos o suelos de baja materia orgánica (por ejemplo, aquellos con las capas superiores removidas por la erosión), o suelos con pH alto.

La disponibilidad de zinc para las plantas depende en gran medida de la textura del suelo, la materia orgánica, el pH, los niveles de fósforo y las condiciones meteorológicas.

Funciones del Zn en la planta

El zinc tiene varias funciones importantes en las plantas, entre ellas están las reacciones enzimáticas, la fotosíntesis, la transcripción del ADN y la actividad de auxina.

Principales funciones dentro de la planta:

Fotosíntesis: es constituyente de la enzima anidrasa carbónica, fundamental para esta función.

Hormonal: Síntesis de Triptófano, precursor de la auxina, hormona de crecimiento.

Metabolismo del N: Contribuye a sintetizar la nitrato reductasa, reduciendo el nitrato a aminoácidos.

Síntesis de Proteínas: evita la degradación del ácido ribonucleico (ARN), mensajero y transportador, favoreciendo la mayor producción de aminoácidos y proteínas, entre otras funciones.

Reconociendo la deficiencia

Si bien es posible y ayuda el identificar los síntomas visuales de deficiencia, no es suficiente para determinar un efectivo diagnóstico. También deben ser evaluados otros parámetros dentro de un contexto más amplio incluyendo la disponibilidad en el suelo, el material genético utilizado y el manejo del cultivo en su conjunto. Con un análisis de suelo, podemos determinar si la aplicación de zinc es necesaria.

En maíz la aparición de deficiencias puede presentarse en las primeras semanas del cultivo. Encontrando plantas jóvenes con un color amarillento de la lámina entre nervaduras. Los síntomas de deficiencia generalmente aparecen en la segunda o tercera semana del ciclo y pueden durar pocos días. Solo en casos excepcionales, de suelos arenosos, las sintomatologías pueden presentarse hasta la floración. Aunque también en lotes de producción bajo siembra directa, con alta fertilización fosfatada y condiciones de baja humedad, es posible que se prolonguen. La deficiencia muy temprana de zinc puede ser inducida por el frío, el suelo húmedo que limita el crecimiento de la raíz del maíz y la disponibilidad en el suelo.

Deficiencias moderadas pueden dar lugar a clorosis (blanco o amarillo) en las hojas más nuevas. Esta clorosis no siempre es uniforme en todo el ancho de la hoja, sino que puede aparecer como bandas longitudinales de tejido clorótico. Las áreas de la hoja cerca del tallo pueden desarrollar una decoloración general blanca o amarillenta.

En casos de deficiencias en etapas más avanzadas, la demanda de zinc es mayor y los suelos deficientes pueden ser incapaces de suplir la necesidad. En tales casos, las hojas que se desarrollaron primero pueden ser normales, pero las más nuevas mostrarán síntomas de deficiencia, ya que el zinc no es fácilmente translocado dentro de la planta.

Buscando la oportunidad

Los resultados de análisis de suelos serán reportados en partes por millón (ppm) de zinc. Las recomendaciones específicas para el campo pueden depender del nivel de zinc en el suelo, el método de extracción de zinc utilizado por el laboratorio, el conocimiento de los suelos y su ph, y la historia de la deficiencia de zinc en su zona. Por esta razón, se recomienda seguir las recomendaciones locales para su aplicación.

Ya diagnosticada la necesidad de aplicar Zn, es fundamental lograr una elevada eficiencia de utilización del fertilizante, tanto en la dosis, en el momento de aplicación como en la fuente utilizada. La dosis aplicada influirá en la concentración de Zn en grano y en el balance de Zn en el suelo.

Para una correcta aplicación, es necesario contar con información que combine dosis, fuente, momento y forma de aplicación más correcta, de manera que se maximicen los rendimientos, se mejore la calidad de los granos y se enriquezca el suelo.

Si se encuentra deficiencia, las recomendaciones son en general aplicar entre 1 y 2 Kg de zinc en la fertilización de base, como arrancador, y complementar siempre con fertilizantes foliares que garantizan la nutrición del cultivo en el momento de mayor necesidad. Estos también permiten ser aplicados conjuntamente en distintos tratamientos fitosanitarios, optimizando costos operativos.

La aplicación complementaria mediante la fertilización foliar es una manera eficiente de aportar los niveles de zinc necesarios, permitiendo al cultivo toda su potencialidad de crecimiento, impactando en el rendimiento final.

Una de las interacciones que presenta el zinc (Zn) es con el Nitrógeno (N), donde déficit de Zn en maíz, provoca que el Nitrógeno aportado no sea aprovechado correctamente por el cultivo. Debido a esta interacción la recomendación es aplicar fertilizantes foliares que contengan ambos nutrientes, asegurando una rápida penetración y una efectiva translocación en el cultivo, para lo que el mercado ofrece productos a base de azúcares que garantizan este proceso. El momento de aplicación es preferentemente entre las tres y las seis hojas, según sea el déficit de Zn que presenten las plantas. Es posible lograr mejoras productivas de entre un 5 a un 8%, siendo más altos en aquellos materiales de mayor potencial productivo.

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