Biólogo de raza, con una vida dedicada a la investigación y es especialista biología y toxicología de insectos de importancia sanitaria. Es coautor de más de cincuenta artículos científicos publicados en revistas especializadas. Hoy, nos comenta sobre resistencias y el uso de geles en cucarachas.
Raúl Adolfo Alzogaray, es Licenciado en Ciencias Biológicas y Doctor en Biología egresado de la Universidad de Buenos Aires e investigador del CONICET. En la actualidad, se desempeña en el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas, un laboratorio que depende del Conicet y del Ministerio de Defensa, formando parte de una Unidad ejecutora llamada UNIDEF. Se especializa en la biología y toxicología de insectos de importancia sanitaria. Tiene a cargo un laboratorio donde estudian el comportamiento de los insectos, identificando sustancias que generen atracción o repelencia. Últimamente están abocados a analizar las sustancias que impactan en la actividad locomotora de estos. Además, es profesor en la Universidad Nacional de San Martin.
— ¿Por qué se genera la resistencia?
—En las poblaciones de insectos, los individuos resistentes aparecen naturalmente. Cada generación no es idéntica a la anterior, surgen variaciones genéticas que ocurren durante la formación de los espermatozoides y los óvulos. Esa variación genera diversidad. Como parte de esa diversidad esta la susceptibilidad o resistencia a insecticidas. Por lo que podemos deducir que, en toda población de insectos, hay individuos que son resistentes naturalmente a los insecticidas. Si en el ambiente donde se desarrolla esa población no hay presencia de un insecticida, esa resistencia no se manifiesta. En tal caso, lo más probable es que los individuos resistentes sean pocos, menos del 1 %, porque ser resistentes puede implicar un gasto energético que los hace poco exitosos en un ambiente sin insecticida.
Al aparecer un insecticida, morirán los individuos susceptibles y los resistentes sobrevivirán, y ahora sí se vuelven más exitosos que los susceptibles. En el caso de continuar la presencia del insecticida en el ambiente, los individuos resistentes van a continuar con su ciclo de reproducción, generando nuevas camadas de individuos resistentes. Por otro lado, los individuos susceptibles desaparecerán de la población. Esta situación va creando una población resistente. El término “resistencia” en un término poblacional.
— ¿Como se genera la resistencia?
— El insecticida en sí no genera la resistencia, sino que actúa como una fuerza selectiva que mata a una determinada cantidad de individuos que no lo toleran, y no daña a los resistentes naturalmente. Por lo tanto, podemos afirmar que la aparición de la resistencia es previa a la aparición del insecticida.
Ingresando en la toxicología de los insecticidas, desde que toca el insecto hasta que lo mata, un ingrediente activo sigue un camino con distintos pasos: tiene que ingresar al insecto, puede ser a través de su cutícula que es el esqueleto que lo recubre por fuera, o puede ser que el insecto lo ingiera o que lo respire. Una vez dentro del organismo, el insecticida se distribuye. Por otro lado, el insecto tiene defensas, como las enzimas que metabolizan al insecticida, por ejemplo, rompiendo la molécula, eliminando el efecto toxico. Otras veces, las enzimas modifican la estructura química de la molécula transformándola en no tóxica.
Entre las diferencias genéticas que aparecen al formarse los espermatozoides y los óvulos, algunas pueden modificar algunas enzimas que metabolizan los insecticidas, haciendo que esas enzimas sean más eficaces. Así es como naturalmente se van generando resistencias.
— ¿Cuáles son las plagas urbanas que más evidencian resistencia?
— En general todas, ya que la aparición de resistencia es inevitable. Uno puede manejar la resistencia, para lo cual hay que investigar. Lo ideal es aplicar un insecticida y luego realizar un monitoreo, para ver como trabajó el insecticida. En términos urbanos se conocen resistencias en mosquitos, cucarachas, chinches de cama, piojos, vinchucas, mosca doméstica, etc. Es un problema muy serio al que hay que prestarle mucha atención.
— ¿Cuál es la frecuencia recomendada de rotación en mosquitos y cucarachas?
— Si bien la rotación está recomendada, no hay garantía de que funcione. Si uno desconoce la causa de la resistencia, por más que rote insecticidas, puede no llegar a los resultados esperados. Podemos estar frente a una resistencia cruzada, en la que los insectos poseen una resistencia a más de un insecticida, por ejemplo, a los carbamatos y a los fosforados. Para explicarlo, fosforados y carbamatos tienen el mismo sitio de acción, se unen a una proteína del sistema nervioso y la inhiben. Entonces el sistema nervioso se descontrola, llevando al insecto a la muerte. Si esta proteína cambia, y el fosforado no la reconoce, existe una alta posibilidad de que el carbamato, tampoco la reconozca. De esta manera, un insecto puede ser resistente a las dos familias de insecticidas, carbamatos y fosforados. De esta manera, si uno viene aplicando un fosforado y ve que éste empieza a fallar, en principio está bien cambiar de insecticida y empezar a aplicar uno que pertenezca a otra familia. Pero el ejemplo que acabamos de ver muestra que no necesariamente cambiar de familia de insecticida va a resolver el problema. Por eso, para aplicar una rotación eficiente, es fundamental conocer la causa de la resistencia. La rotación por sí misma no es garantía de control.
— ¿Cómo funcionan los geles para el control de cucarachas?
— En general, son geles que se aplican en lugares estratégicos y suelen poseer algo que atrae a las cucarachas, por ejemplo, algo que les resulte apetitoso. Una vez ingerido, el insecticida ingresa al organismo y llega a su sitio de acción. Un gel debería cumplir con 3 características fundamentales: un principio activo al que no se haya manifestado resistencia y que mantenga su acción por el mayor tiempo posible, un excipiente que colabore en evitar una deshidratación anticipada, más el saborizante atractor al consumo que se mantenga preferiblemente durante semanas. Hay tres factores importantes que determinan que un gel cucarachicida sea eficaz: que su ingrediente activo sea efectivo para matar a las cucarachas que son resistentes a otros insecticidas, que incluya un buen atrayente de cucarachas, y que contenga coadyuvantes que prolonguen el tiempo durante el cual es efectivo (por ejemplo, retardando la deshidratación del gel).
— ¿Nos dejas alguna recomendación final?
— Voy a empezar por lo que no se tiene que hacer. No debemos aumentar la dosificación cuando vemos que el insecticida no controla eficientemente a la plaga. Debemos tratar de utilizar siempre la dosificación recomendada por el fabricante. Aumentarla no solamente puede no mejorar el control, sino que también es un riesgo para el aplicador y las personas. Bajo el mismo criterio, no debemos aumentar la frecuencia de aplicación, ya que realmente lo que estamos haciendo es aumentar la dosificación.
La principal recomendación cuando uno ve que un tratamiento falla, es monitorear, es decir, capturar insectos y, si son resistentes, identificar ingredientes activos a los cuales sean susceptibles. Hay que tener en cuenta que la resistencia no es la única causa por la cual puede fallar un tratamiento. También puede fallar por ejemplo si se prepara equivocadamente el producto, o si no se aplica en forma correcta.