No todos los cebos rodenticidas son iguales, su efectividad está ligada a su acción tóxica y a la aceptación por los roedores del cebo. Las grandes diferencias de potencia entre los actuales rodenticidas anticoagulantes de segunda generación, y de palatabilidad entre tipos de cebos aparentemente similares, tienen implicaciones en la elección del rodenticida óptimo para el control de ratas y ratones. Actualmente en la gran mayoría de los casos de necesidad de control de roedores, la adopción de medidas químicas es la principal herramienta, más concretamente el uso de los llamados rodenticidas.
Existen distintos tipos de rodenticidas en cuanto a su modo de acción, pero sin ninguna duda los más ampliamente aceptados son los anticoagulantes. Estos son productos inhibidores de la coagulación de la sangre que pueden provocar la muerte entre las primeras 48 horas y los 10 días, sin «despertar» el sistema de advertencia altamente desarrollado por los roedores, lo que permite que éstos no se puedan defender contra la acción eficaz de esas sustancias al no percibir sus manifestaciones de intoxicación. Esta característica permite la utilización de estos productos cada vez que sean necesarios, alcanzar alta efectividad y con menor riesgo en su aplicación. Los rodenticidas anticoagulantes tienen más selectividad que los venenos agudos y la vitamina Ka es el antídoto. Por razón de su acción lenta, hay tiempo para administrar el antídoto en caso de envenenamientos accidentales.
Técnicamente, provocan la muerte de los roedores al inhibir la biosíntesis de los factores de coagulación dependientes de la acción de la vitamina K, alterando el proceso normal de coagulación, lo que se traduce en la muerte como consecuencia de las hemorragias internas que sufre el animal. Estos rodenticidas son antagonistas de la vitamina K, ya que deprimen la síntesis hepática de las sustancias esenciales para la coagulación de la sangre que son dependientes de la vitamina K. También inhiben las proteínas anticoagulantes C y S. Inhiben a las enzimas vitamina K-2,3 epóxido reductasa y a la vitamina K reductasa, que transforman en forma sucesiva la forma inactiva de la vitamina K a una quinona y luego a la hidroxiquinona (que es la forma activa de la vitamina K). La inhibición de esta enzima conlleva a la acumulación de la forma inactiva de la vitamina K y, por tanto, no se sintetizan y activan los factores II, VII, IX y X de la coagulación. Los rodenticidas anticoagulantes son compuestos de baja solubilidad en agua y buena estabilidad a temperaturas normales.
Los anticoagulantes de primera generación empezaron a usarse durante los primeros años de la década de 1950 y revolucionaron el control de roedores con una excelente seguridad y eficacia. Estos compuestos, si bien causan la muerte de los roedores, requieren ser consumidas en varias ocasiones para generar toxicidad, por lo que su eficiencia es inferior a la que ofrecen otros rodenticidas.
La warfarina, fue el primer rodenticida anticoagulante de primera generación. Se ha utilizado en una gran variedad de cebos para roedores desde que se introdujo en 1947. La warfarina, al igual que otros anticoagulantes, inhibe la síntesis de los factores de coagulación dependientes de la vitamina K.
Los anticoagulantes de segunda generación son más agudamente tóxicos que los rodenticidas anticoagulantes de primera generación y se introdujeron para vencer la resistencia a los compuestos de primera generación, que se observó por primera vez a finales de los 50.
Su superior potencia está relacionada con su mayor afinidad con la vitamina K epóxido reductasa. La bromadiolona y el difenacum fueron los primeros compuestos de la segunda generación introducidos en el mercado. Los tres anticoagulantes más potentes son brodifacum, flocumafen y difetialona.
La bromadiolona tiene efectos químicos y biológicos que son similares al difenacum. Sin embargo, es algo menos potente que el brodifacum, la difetialona y el flocumafen. Al igual que el difenacum, se desarrolló y se introdujo en el mercado en los años 70. La bromadiolona es eficaz contra algunas cepas de roedores que se han vuelto resistentes a rodenticidas anticoagulantes de primera generación.
El brodifacum es muy potente y, si se ha ingerido suficiente cantidad, sólo requiere una única dosis para provocar la muerte. Los anticoagulantes de segunda generación, como el brodifacum, juegan un papel importante en el control de ratas y ratones que han desarrollado resistencia a los anticoagulantes de primera generación y a la bromadiolona y el difenacum.
Palatabilidad
Otra característica importante a tener en cuenta es una formulación de calidad, que resulte altamente apetecible y se imponga ante otras fuentes de alimento. La palatabilidad del cebo se determina según un ratio relacionado con una dieta estándar de laboratorio. Los valores menores de 1,0 indican que los cebos se ingieren en una proporción menor que la dieta estándar, mientras que los valores superiores a 1,0 indican un consumo proporcionalmente mayor. Por lo general, los cebos tradicionales de trigo muestran una palatabilidad promedio de 1,2 en las ratas marrones y de 0,6 en ratones.
Eficacia
La toxicidad de cada principio activo se expresa con el valor DL50 en miligramos de producto por kilogramo de peso vivo de animal testigo. La DL50 es la cantidad de veneno (principio activo) necesario para matar a la mitad de una población de roedores.
Compartimos un cuadro que muestra, para cada principio activo, la concentración en el cebo, expresada en partes por millón, y la cantidad, en gramos, de éste necesaria para matar a una rata de dos cientos cincuenta gramos de peso:
Los valores de la DL50 se utilizan como indicadores de la toxicidad aguda del veneno, por lo que cuanto menor sea ésta más potente será el principio activo, y por tanto más eficaz. Como podemos comprobar en el cuadro que existen diferencias notables entre los distintos venenos, siendo el Brodifacoum el más potente de todos.
Estas diferencias en potencia y palatabilidad son aspectos a tener en cuenta en la práctica profesional. El uso de rodenticidas potentes, de una sola dosis, en el interior para complementar la aplicación exterior de rodenticidas de ingesta múltiple es importante para una máxima rapidez y eficacia del tratamiento, así como para evitar resistencias.