Pirimifos metil: una alternativa para combatir la resistencia del Aedes aegypti

La resistencia a los insecticidas representa un obstáculo significativo en el control de las enfermedades transmitidas por vectores. Investigadores han descubierto nuevas mutaciones y estrategias, como la aplicación de pirimifos metil, que podrían brindar soluciones más eficaces en la lucha contra este vector del dengue.

En Argentina y en toda la región, el dengue ha alcanzado cifras récord tanto en casos confirmados como en fallecimientos. Frente a este alarmante panorama, entidades sanitarias y expertos en epidemiología trabajan contrarreloj en busca de soluciones para combatir al vector de la enfermedad: el mosquito Aedes aegypti. Esta plaga ha desarrollado resistencia a las cuatro principales clases de insecticidas: carbamatos, organoclorados, organofosforados y piretroides.

Los mosquitos emplean cuatro mecanismos principales para volverse insensibles a los insecticidas, clasificados en orden de importancia: (1) la degradación de las moléculas insecticidas mediante enzimas de desintoxicación (resistencia metabólica), (2) la modificación de la afinidad del insecticida por su sitio de acción (resistencia en el sitio de acción), (3) la reducción en la penetración del insecticida a través de la cutícula (resistencia cuticular) y (4) la evitación de superficies tratadas con insecticidas (resistencia conductual).

En Aedes aegypti, los mecanismos de resistencia más comunes son la resistencia en el sitio de acción y la resistencia metabólica. La resistencia en el sitio de acción ocurre debido a una o varias mutaciones en la secuencia de una proteína objetivo, lo que genera insensibilidad en el sitio de acción del insecticida. En particular, las mutaciones puntuales en el canal de sodio dependiente de voltaje (VGSC), conocidas como resistencia al derribo (o *knockdown resistance*, kdr), han sido reportadas como responsables de la resistencia a los piretroides.

Por otro lado, la resistencia metabólica, que incrementa los niveles de enzimas desintoxicantes, permite que el insecticida sea degradado antes de alcanzar su objetivo. Este mecanismo está relacionado con tres grupos principales de enzimas: las glutatión S-transferasas, las esterasas y las monooxigenasas del citocromo P450.

Entendiendo las resistencias

Especialistas del CONICET, la Fundación Mundo Sano y el Instituto Oswaldo Cruz, en Río de Janeiro, Brasil, realizaron una serie de investigaciones para analizar el comportamiento del mosquito vector y su capacidad de resistencia a los insecticidas del grupo de los piretroides. Como resultado, identificaron una mutación genética llamada V410L, que otorga una alta resistencia incluso frente a dosis hasta 10 veces superiores a las normalmente letales. Esta mutación, no registrada previamente, bloquea la acción del insecticida sobre el sistema nervioso del mosquito. Asimismo, se detectó junto con otras dos mutaciones previamente conocidas (F1534C y V1016I). 

Ante el fracaso de las fumigaciones tradicionales, los investigadores exploraron opciones más eficaces. Descubrieron que todas las poblaciones de Aedes aegypti recolectadas en campo eran completamente susceptibles al pirimifos metil, un compuesto organofosforado, mostrando un 100% de mortalidad. 

Este descubrimiento sugiere que el pirimifos metil podría implementarse como una estrategia novedosa para el control de este mosquito vector.

Una herramienta eficiente de control

Los organofosforados son insecticidas de amplio espectro y generalmente de alta toxicidad. Su modo de acción se basa en la inhibición de la acetilcolinesterasa (AChE), lo que provoca la acumulación de acetilcolina en las uniones neuromusculares. Este proceso genera contracciones rápidas de los músculos voluntarios y, finalmente, parálisis.

Estos insecticidas, como el pirimifos metil, son derivados del ácido fosfórico y actúan bloqueando la acetilcolinesterasa en el sistema nervioso central y periférico de los insectos, específicamente en las uniones sinápticas. Al interferir con las enzimas que regulan el neurotransmisor acetilcolina, producen calambres musculares, parálisis y, finalmente, la muerte. Debido a su eficacia, son una herramienta valiosa para la rotación de principios activos, especialmente en casos de tratamientos prolongados con piretroides o donde se haya detectado resistencia a estos.

Dentro de esta familia se integra el pirimifos-metil, siendo un tiofosfato orgánico que es O,O-dimetil O-pirimidin-4-il fosforotioato sustituido por un grupo metilo en la posición 6 y un grupo dietilamino en la posición 2, subclase fosforotioatos.

Es un ingrediente activo altamente efectivo, reconocido por su excelente capacidad de control. Actúa en el hiato sináptico sobre la enzima acetilcolinesterasa, que interviene en la fase química del impulso nervioso, funcionando como un inhibidor de la EC 3.1.1.7 (acetilcolinesterasa – AChE) con acción tanto por contacto como respiratoria. Este mecanismo de acción es sumamente eficiente y complementa los mecanismos de los piretroides, que actúan sobre la bomba sodio-potasio, lo que permite un control más efectivo en cepas resistentes.

Su síntesis se lleva a cabo en dos etapas. Primero, la N,N-dietilguanidina reacciona con acetoacetato de etilo para formar un anillo de pirimidina. Luego, el grupo hidroxi de esta estructura se combina con clorotiofosfato de dimetilo para generar el insecticida final.

Kurafos-D® es un insecticida formulado a base de pirimifos metil en emulsión concentrada. Destaca por su gran poder insecticida y excelente residualidad. Su formulación incluye un solvente derivado del petróleo, fácilmente miscible con carriers oleosos utilizados en termonebulización, lo que permite la generación de pequeñas gotas, de entre 10 y 40 micras, que permanecen suspendidas en el aire. Estas gotas, al entrar en contacto con un mosquito vector, se adhieren a su cuerpo, atraviesan el exoesqueleto y se dirigen rápidamente al sitio de acción.

El pirimifos metil también se caracteriza por tener una DL50 alta, lo que proporciona una franja toxicológica más segura en comparación con otros compuestos de la misma familia química.

Aunque la aplicación mediante termonebulización minimiza la residualidad del producto, permite su dispersión eficiente en el ambiente, creando un volumen ideal para el tratamiento contra mosquitos, especialmente en poblaciones resistentes.

Conclusión

El uso intensivo y extensivo de insecticidas con un mismo modo de acción para el control del mosquito vector está generando el desarrollo de resistencias en las poblaciones de mosquitos, incluyendo resistencia a organoclorados, organofosforados, piretroides y carbamatos. Por ello, el manejo de la resistencia debe integrarse como un componente esencial en todos los programas de control de vectores. Es fundamental emplear los insecticidas de manera estratégica para preservar su eficacia a largo plazo.

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