Periplaneta americana, una plaga difícil

La cucaracha americana es uno de los insectos más grandes que vive en estrecha proximidad con los humanos en Argentina. De rápido crecimiento y alta fecundidad, es una plaga con recursos: puede regenerar sus tejidos dañados, posee receptores del olor extremadamente desarrollados y un sistema inmunitario envidiable.

La plasticidad en su capacidad de adaptación es crucial para la supervivencia de una de las plagas urbanas más comunes: las cucarachas, entre ellas, la cucaracha americana (Periplaneta americana), que en realidad tiene su origen en África y fue introducida en América en el siglo XVI.

Es un carroñero omnívoro, que se ha adaptado al estilo de vida y las fuentes de alimento humano. Esta adaptación está principalmente mediada por la comunicación química y las capacidades para tolerar factores como toxinas o agentes patógenos, siendo rica en genes asociados con habilidades de adaptación al medioambiente, como la quimiorecepción y la desintoxicación.

Científicos la han tomado como modelo para estudiar la biología de insectos de metamorfosis incompleta, y el análisis genético que han realizado revela aspectos de su gran capacidad de adaptación al entorno.

Los recursos de supervivencia de la P. Americana podrían despertar admiración, si no fuera por su capacidad como vector de enfermedades.

Las cucarachas viven en áreas húmedas e insalubres y son particularmente aficionadas a los alimentos fermentados; por lo tanto, tienen numerosas posibilidades de estar expuestas a microbios y patógenos. Dependen exclusivamente de su sistema inmune innato para combatir los microbios que los pueden infectar. Su respuesta inmune está mediada principalmente por tres vías principales de señalización. Tras la infección por bacterias y hongos, estas vías se activan, provocando la síntesis y secreción de péptidos antimicrobianos en la hemolinfa del insecto, donde pueden matar a los microorganismos invasores. En el genoma de P. americana estas tres vías, y los componentes clave que actúan en ellas, están muy desarrolladas. Lo mismo ocurre con su sistema natural de desintoxicación, que incluye varias enzimas y transportadores xenobióticos, que son cruciales para que los insectos sobrevivan a numerosas toxinas.

Daños

Los problemas que genera derivan de su costumbre de alimentarse y refugiarse en lugares húmedos y sucios, por lo que contaminan los alimentos. Estos organismos transmiten enfermedades por microorganismos como bacterias, protozoos y virus, que se hallan en distintos puntos del cuerpo de las cucarachas. Las diferentes formas de gastroenteritis (disentería, diarrea) parecen ser las principales enfermedades transmitidas por esta cucaracha, bacterias que se ubican en sus patas. Excrementos de cucarachas y las cutículas (mudas) también contienen una serie de alérgenos, a la que muchas personas presentan respuestas alérgicas.

Reconocimiento

Es la cucaracha más grande, los adultos miden entre 3,5 a 5,4 cm.  Son de color café rojizo con colores que van desde el café al amarillo claro en el dorso del pronoto.  Ambos sexos son completamente alados, las alas del macho se extienden más allá de la punta del abdomen, mientras que las de la hembra son de la misma longitud que el abdomen.  Son capaces de planear grandes distancias.

Ciclo biológico

La cucaracha americana tiene tres etapas de vida: el huevo, un número variable de estadios ninfales y el adulto. El ciclo de vida desde el huevo hasta el adulto tiene un promedio de 600 días y la esperanza de vida adulta puede ser de otros 400 días. Las ninfas emergen de la caja de huevos después de aproximadamente seis a ocho semanas y maduran en aproximadamente seis a doce meses. Los adultos pueden vivir hasta un año y una hembra adulta producirá un promedio de 150 crías en su vida. La muda y la metamorfosis de los insectos están reguladas de forma coordinada por hormonas, que se antagonizan entre sí para definir el crecimiento en los estadios de larvas y ninfas.

Control

Un enfoque de Manejo Integrado de Plagas (MIP) es lo mejor para las cucarachas americanas. El control de las cucarachas comienza con un monitoreo y reconocimiento de la especie a tratar, determinación del nivel de infestación, el saneamiento e higienización del lugar, la reducción del acceso a los alimentos, la reducción de los puntos de acceso y el control químico, continuando nuevamente con un monitoreo para determinar la baja poblacional y la eficiencia del tratamiento.

 Monitoreo

El monitoreo hace posible identificar la actividad de las plagas para que los tratamientos puedan ser dirigidos. El monitoreo permite programar adecuadamente las acciones de manejo de plagas y evaluar la efectividad de esas acciones.

Las trampas adhesivas colocadas en lugares estratégicos deben proporcionar alguna información sobre el alcance de la infestación. Muchas trampas disponibles contienen cebos para atraer cucarachas. Si el monitoreo revela áreas de refugio pesadas, el cebo es un método de control efectivo, donde se debe revisar las trampas con frecuencia y reemplazarlas según sea necesario.

Se recomienda mantener registros para documentar los métodos y productos utilizados y toda la información que se pueda utilizar para ajustar los métodos de manejo de plagas y planificar acciones futuras.

Nivel de tolerancia

El «nivel de tolerancia» es la cantidad de cucarachas americanas que desencadenan una acción para controlar la plaga. El nivel de tolerancia es específico del sitio y varía según el cliente, la ubicación y otros factores. Determinar los niveles de tolerancia para un sitio ayuda a priorizar el trabajo que se debe realizar para controlar la plaga.

Control químico

La eficacia del tratamiento depende de que se seleccione y aplique a conciencia el insecticida adecuado. Muchos insectos y ootecas están muy bien ocultos; por tanto, el insecticida ha de situarse alrededor de estos refugios durante todo el periodo de desarrollo de la especie. Para controlar una infestación, el insecticida debe permanecer en el lugar hasta que hayan eclosionado todas las ootecas, aunque pueden necesitarse tratamientos rutinarios si la inmigración es continua.

Si ocurre una infestación, se puede usar el control químico para ayudar a reducir las poblaciones. El control químico puede venir en una variedad de opciones. La primera opción recomendada es utilizar cebos que contengan imilacroprid, fipronil, sulfuramida, ácido bórico o abamectina. Muchos de estos cebos están disponibles en geles que facilitan su aplicación y posterior monitoreo sobre su consumo.

Para su aplicación es fundamental evitar la presencia de alimentos o restos de materia orgánica que puedan competir con este. Es importante aplicar el gel en gotas pequeñas de 3mm (0,01 gr.). Cada sitio donde se coloquen gotas de gel debe ser considerado como un punto de cebado. La cantidad de gotas por punto debe ser la misma de manera de facilitar el monitoreo.

El uso de piretroides y organofosforados permite un control eficiente en aplicaciones del tipo pulverización, con un efecto residual que garantiza el control. Aunque en este tipo de insectos, las resistencias pueden ser un problema, por lo cual la recomendación de rotar principios activos sigue siendo una estrategia obligada.

El imilacroprid es un insecticida neonicotinoide sistémico, translaminar, de contacto y estomacal de amplio espectro, que actúa por contacto e ingestión y por vía sistémica. Interviene en la transmisión de estímulos en el sistema nervioso de los insectos. Actúa sobre el sistema nervioso central, activando los receptores de la acetilcolina nicotínica. Es estable a hidrólisis a pH 5-11. Aquiles® esta formulado con 2,15% de imilacroprid, garantizando además una excelente atracción para distintas especies de cucarachas, por estar formulado a base de proteínas y grasas de origen animal. Es un gel de color claro y aspecto oleoso. Debido a los agentes inertes de la formulación y su ingrediente activo, su composición aporta excelente durabilidad y efecto insecticida sobre estadios juveniles y adultos. Está recomendado para realizar aplicaciones en sitios sensibles, donde la posibilidad de desalojar a personas y animales es limitada. Su aplicación es factible en interior o exterior indistintamente. Interior: hospitales, escuelas, hoteles, consorcios, oficinas, viviendas, industrias diversas, clubes, etc. Exterior: áreas verdes, cámaras sépticas, drenajes. Aplicar gotas de 3 mm de diámetro (0.01 g). Cucarachas pequeñas (Blatella germanica): 25-50 gotas/m2, cucarachas grandes (Periplaneta spp.): 50-100 gotas/m2. Cebaderas: Cucarachas pequeñas (Blatella germanica): 4 a 6 cebaderas/20 m2. Cucarachas grandes (Periplaneta spp.): 6 a 8 cebaderas/20 m2.

La deltametrina es un piretroide con una molécula de baja toxicidad sobre mamíferos, con muy buena capacidad insecticida y efecto de volteo. Posee una gran acción de desalojo, importante en áreas donde la localización de los insectos resulta compleja. Una vez diluido en agua en las dosis recomendadas, no produce irritación. Por tratarse de un piretroide estable, su residualidad es sumamente aceptable, dependiendo fundamentalmente de las condiciones de intemperie y de la superficie tratada.

El etofenprox, es un ingrediente activo pertenece al grupo de los piretroides. A diferencia de muchos ingredientes activos de esta familia, carece del grupo orgánico ciano derivado del cianuro, por lo tanto, no resulta irritante. Es una molécula de baja toxicidad sobre mamíferos y posee muy buena capacidad insecticida y acaricida por contacto e ingestión. Es una de las moléculas más utilizadas por organismos de salud pública del mundo en campañas de control de insectos vectores, recomendada y avalada por la Organización Mundial de la Salud.

En la familia de los organofosforados, el pirimifos metil es un ingrediente activo que ejerce su efecto afectando directamente al sistema nervioso por inhibición de la colinesterasa. Actúa directamente por contacto, ingestión o por vía respiratoria de los insectos plaga.

Algunos insecticidas ya vienen formulados con una combinación de ingredientes activos que garantizan un excelente efecto insecticida y residual, actuando sobre distintos estadios, controlando eficazmente aquellos juveniles (huevos/larvas) y adultos. El Pulex®, combina pirimifos metil, perteneciente a la familia de los organofosforados, activo que ejerce su acción inhibiendo el acetil colinesterasa, y lufenuron, es una benzoilurea que regula el crecimiento (IGR) de los insectos, inhibiendo la síntesis de quitina en estadios larvales.

Los aerosoles y nebulizadores insecticidas no son un método de control recomendado, ya que pueden dispersar las cucarachas, lo que dificulta el control.

En la actualidad, el control químico con insecticidas está limitado por el desarrollo de resistencias, las cuales fueron probadas en un amplio rango de insecticidas incluyendo organoclorados, organofosforados, carbamatos y piretroides. Esta problemática deriva en una disminución de la efectividad de ciertos productos, surgiendo problemas y fallas en su control.

Tomá el control de las plagas con

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