Los escorpiones de importancia médica en el mundo pertenecen mayoritariamente a la familia Buthidae. En Argentina, se encuentran tres géneros de relativa importancia médica, siendo el Tityus el que posee especies cuya picadura e inoculación de veneno puede provocar accidentes severos que se podrían evitar.

El control de escorpiones tiene una relevancia epidemiológica importante, ya que son insectos portadores de veneno que, en casos de picaduras, pueden llevar a envenenamiento, y en algunos casos, pueden ser mortales. Por lo tanto, el control de escorpiones es esencial para prevenir y reducir la incidencia de picaduras y envenenamiento.
Las medidas de control epidemiológico incluyen la educación pública sobre cómo evitar las picaduras, identificar especies venenosas y administrar primeros auxilios. Además, se pueden llevar a cabo campañas de control de plagas para reducir la población de escorpiones en áreas urbanas y rurales. Esto puede incluir la eliminación de refugios y criaderos, así como el uso de insecticidas y la captura de individuos.
Conozca más sobre las especies presentes en Argentina: Alacranes y escorpiones, qué son y cómo controlarlos
Los escorpiones o alacranes, pertenecen al Phylum Arthropoda, Subphylum Chelicerata, clase Arachnida, orden Scorpionida, con 22 familias y aproximadamente 1.500 especies distribuidas en todo el mundo, de las cuales, solo cerca de 30 han demostrado ser de importancia médica. La familia Buthidae es la de mayor importancia médica, y en Argentina está representada por tres géneros: Tityus (6 especies), Ananteris (1 especie) y Zabius (2 especies). Hasta el momento solo tres especies de Tityus (T.), T. trivittatus, T. confluens y T. bahiensis demostraron poseer venenos tóxicos para el ser humano, siendo las dos primeras las que representan una muy alta peligrosidad para las personas.
Ejemplar adulto de Tityus trivittatus. Se identifica por su color castaño claro y las tres líneas longitudinales oscuras bien diferenciadas en el dorso, las pinzas finas y largas, y la apófisis subaculear del telson.
El nombre de escorpiones o alacranes se relaciona con la raíz latina o con el árabe clásico, siendo sinónimos de un mismo animal. Son los animales terrestres más ancestrales (350 millones de años), y han vivido casi sin modificaciones morfológicas, adaptándose a los cambios geoclimáticos. Si bien, todos los escorpiones poseen veneno, no todos los venenos actúan con mecanismos tóxicos sistémicos sobre los mamíferos.
Poseen un par de glándulas venenosas localizadas a nivel del telson, en el extremo distal del abdomen, que termina en un aguijón. El veneno es una mezcla compleja de péptidos, asociados a una pequeña cantidad de aminoácidos libres de enzimas y de sales. Por su efecto neurotóxico, sus toxinas ejercen su acción, principalmente, sobre los canales de sodio, modificando el potencial de membrana de tejidos excitables. Bajo su efecto, los canales de sodio pueden abrirse ante estímulos menores o retardar su cierre, lo que conduce a una liberación irregular y desordenada de acetilcolina y catecolaminas, afectando en especial las terminaciones del sistema nervioso autónomo. Como consecuencia, puede producir una respuesta inflamatoria sistémica con choque séptico, falla orgánica múltiple y muerte.
Control
Por el riesgo que representan para la salud humana, y siendo su erradicación imposible e inviable, es necesario el control de sus poblaciones a fin de disminuir el número de accidentes y consecuentemente, la mortalidad. Las características del T. trivittatus dificulta su control, especialmente en grandes ciudades, debido a su capacidad sinantrópica (capacidad de adaptarse a condiciones ambientales creadas o modificadas por la actividad humana) y partenogenética (capacidad de las hembras de dar progenie sin la necesidad de ser fecundadas).
Cuando hablamos de “control”, apuntamos a mantener las poblaciones en un nivel en el que no representen un riesgo sanitario, no a eliminarlos.
No solo por ser éticamente inaceptable desde el punto de vista biológico, sino porque, además, en el caso de los escorpiones sinantrópicos es casi imposible. Todas las medidas de control deben basarse especialmente en impedir el contacto con humanos, evitando que las poblaciones aumenten, manteniendo un nivel equilibrado sin riesgos para las personas.
El empleo de insecticidas es una de las medidas más adoptadas para el control de los artrópodos, y es una de las más utilizadas para combatir escorpiones. Es además de las más recomendadas en los ámbitos relacionados con el control de plagas. Los activos más empleados son los piretroides, solos o combinados con organofosforados o con carbamatos.
Los piretroides son productos de baja toxicidad para los mamíferos respecto a la muy alta toxicidad para artrópodos. Esta toxicidad diferencial se debe, entre otras causas, a que los canales iónicos sobre los que actúan en artrópodos serían 2000 veces más sensibles a estas drogas que aquellos de los de los mamíferos.
La deltametrina es un piretroide sintético con actividad insecticida y acaricida de amplio espectro. Actúa por contacto e ingestión afectando al sistema nervioso de los artrópodos y provocando su muerte. Es el ingrediente activo de Ruster®, el cual garantiza una muy buena capacidad insecticida y efecto de volteo. Obtiene una gran acción de desalojo, especialmente en grietas, hendiduras y lugares o espacios de acceso más complicados. En su formulación, la deltametrina es sometida a molienda para lograr su micronizado y posterior suspensión a base acuosa. Sin la utilización de solventes en la formulación, carece de olores desagradables y no genera vapores. Puede actuar por contacto a nivel cuticular en los insectos o a través del tracto digestivo una vez ingerido. Por tratarse de un piretroide genera alta irritación produciendo desalojo de nidos y sitios de agregación. Su uso está restringido a profesionales.
El lufenuron es una benzoilurea que regula el crecimiento (IGR) de los insectos, inhibiendo la síntesis de quitina en estadios larvales y juveniles, provocando la muerte. Sobre los adultos ejercen su efecto sobre los órganos reproductores, disminuyendo la fecundidad en las hembras. Por sus características físico-químicas puede penetrar principalmente por vía oral y ocasionalmente por vía dérmica. La complicación reside en que, gracias a las características biológicas de los escorpiones, estos logran mantener sus estigmas respiratorios cerrados por mucho tiempo, evitando el contacto con el activo.
Maggot® de Gleba, contiene un 2% de lufenuron y ha demostrado alta eficiencia en el control de estadios inmaduros de insectos rastreros y arácnidos. Por tratarse de un producto de baja toxicidad y bajo riesgo toxicológico, puede aplicarse en interiores y/o exteriores, en sitios convencionales o sensibles.
El pirimifos metil pertenece a la familia de los órganos fosforados y su molécula ejerce su efecto afectando directamente al sistema nervioso por inhibición de la colinesterasa. Posee gran poder insecticida y muy buena residualidad, actuando directamente por contacto, ingestión o por vía respiratoria de los insectos plaga (gasificación/acción fumigante).
Los insecticidas que contemplan una combinación de ingredientes activos, garantizan un excelente efecto insecticida y residual, actuando sobre distintos estadios, controlando eficazmente aquellos juveniles (huevos/larvas) y adultos. El Pulex®, combina pirimifos metil, un activo de la familia de los organofosforados que ejerce su acción inhibiendo el acetil colinesterasa, y lufenuron, una benzoilurea que regula el crecimiento (IGR) de los insectos, inhibiendo la síntesis de quitina.
En el país cada año se registran entre 7 y 8 mil picaduras de escorpiones. Tomar medidas de precaución y control es fundamental para evitar su presencia y prevenir los accidentes. El control no debe limitarse únicamente a la aplicación de insecticidas, sino a la ejecución profesional de un plan integral que incluya buenos hábitos de ordenamiento ambiental y cuidados edilicios, evitar fuentes de alimento y colocar barreras físicas para impedir su ingreso, además de conocer cómo responder sanitariamente ante una picadura.