El nombre del gorgojo del jamón (Necrobia Rufipes) deriva de su aspecto y su conexión con este alimento. Se asocia con los jamones porque se alimenta de su carne, así como del moho superficial y las larvas de otros insectos. Si no se lleva a cabo un control adecuado, este gorgojo puede manifestar su capacidad de causar daños, lo que resulta en enormes pérdidas en la calidad de los alimentos almacenados.
Los insectos que se asocian con productos almacenados pueden causar grandes daños, lo que resulta en una disminución de la calidad nutricional e incluso representa un riesgo para la salud. Los escarabajos (Coleóptera) son el grupo más grande e importante de plagas de productos almacenados.
El gorgojo del jamón recibe su nombre porque ataca una gran variedad de alimentos, principalmente los ricos en proteínas y grasas como jamón, quesos curados y embutidos, pieles, harina de pescado, huevo seco, comida para mascotas, además de semillas y oleaginosas. Los adultos son alimentadores superficiales, pero las larvas perforan los alimentos, generando mayores daños.
Por otro lado, es un colaborador científico de importancia forense, encontrándose comúnmente en los cadáveres, y se utiliza para estimar el momento de la muerte.
Reconociendo al gorgojo
Es un coleóptero que pertenece a la familia Cleridae y su nombre científico es Necrobia rufipe, siendo de distribución cosmopolita.
Se ha clasificado históricamente en tres familias diferentes (Cleridae, Dermestidae y Tenebrionidae) debido a su aspecto y comportamiento inusuales (Klug, 1842; Abeille, 1895; Solervicens, 2005).
En los adultos, el primer antenómero es grueso y ligeramente curvado, y las antenas contienen cinco segmentos basales de color marrón rojizo, al igual que sus patas, y 5 segmentos apicales negros. Miden entre 3,5 y 7,0 mm de longitud y posee alas delanteras (élitros) endurecidas de color azul verdoso metálico brillante con pelillos en el dorso. Su ciclo de vida puede durar hasta 14 meses. Las hembras ponen huevos en las hendiduras del jamón garantizando así el alimento de las larvas que van a nacer después de 5-6 días.
Inicialmente, al eclosionar, las larvas son delgadas y de color blanco con vello superficial. Luego adquieren un tono marrón grisáceo y pueden alcanzar hasta 10 mm de longitud. Normalmente en 1 mes, se transforman en pupa o crisálida, antes de pasar a ser ejemplares adultos. Cuando las larvas están completamente desarrolladas, se trasladan a lugares secos y oscuros para formar un capullo ovalado de estructura similar al papel. Estas larvas también pueden pasar el invierno en espacios no calefaccionados.
Control
Los profesionales en control de plagas son expertos en identificar, prevenir y eliminar infestaciones de plagas. A pesar de que muchos intentan abordar el problema por sí solos, existen situaciones en las que la asistencia profesional resulta crucial. La implementación de un Programa de Control Integrado de Plagas, que abarca la prevención, el monitoreo y el control, constituye la forma más efectiva de asegurar la calidad de los alimentos almacenados, evitando la proliferación de plagas y, como consecuencia, importantes pérdidas económicas.
Control preventivo
Se debe mantener limpios tanto los equipos de transporte como las estructuras de almacenaje, que incluya la limpieza profunda de los depósitos combinada con aplicaciones de insecticidas, tanto sobre la superficie general, como en cualquier grieta o hendidura y los alrededores.
El control preventivo es una de las estrategias más inteligentes para minimizar infestaciones.
Los tratamientos químicos se aplican previamente al almacenado, con la intención de eliminar a los insectos en todas las etapas de su desarrollo, utilizando insecticidas eficientes.
En Argentina los principios activos aprobados para su uso en alimentos almacenados por el SENASA, en su mayoría, pertenecen a las familias de los organofosforados, los piretroides (deltametrina) y piretrinas y los fumigantes que incluyen la fosfina.
La elección de insecticidas de tipo residual asegura un control sobre las poblaciones existentes, garantizando un efecto prolongado después de su aplicación.
La deltametrina es un insecticida piretroide ampliamente utilizado en el control de plagas en la industria alimentaria. Es efectivo contra una amplia variedad de insectos, incluyendo gorgojos, polillas y ácaros, y su uso se ha demostrado seguro y eficaz en el control de plagas en la industria alimentaria.
Paralelamente, se recomienda la fumigación con fosfina al ingreso de mercadería si hay una infestación evidente o bien se sospecha de infestación oculta.
Monitoreo
La mejor forma de prevenir infestaciones complicadas es mediante un seguimiento minucioso de los alimentos almacenados. Si detectamos insectos, es primordial identificarlos correctamente para determinar la medida de control más efectiva. Es recomendable mantener registros detallados del monitoreo y de cualquier tratamiento de control realizado para evaluar su eficacia y mejorar las prácticas de manejo.
Control
Actualmente existen dos metodologías que permiten eliminar los insectos en todos sus estadios: las atmósferas modificadas y la fumigación con fosfina.
Atmósferas modificadas
Este método consiste en alterar la composición atmosférica normal de la instalación de almacenaje. Existen dos metodologías de control con atmósferas modificadas, basados en alta concentración de dióxido de carbono (hipercarbia) o en baja concentración de oxígeno (anoxia).
La hipercarbia consiste en inyectar dióxido de carbono líquido para lograr mantener una atmósfera de al menos 60% de dióxido de carbono. La anoxia se consigue inyectando nitrógeno en la unidad de almacenamiento, purgando el oxígeno hasta que se llega a valores inferiores al 1%, logrando un efecto de control total en 15 días.
La dificultad de esta metodología radica en que no siempre las instalaciones cumplen con los requisitos necesarios para implementarla.
Fumigación
La fosfina es un gas letal para los insectos capaz de eliminar todos sus estadios de desarrollo, incluso los de las plagas primarias, ya que difunde hacia el interior del alimento. Se considera ser el insecticida fumigante más potente para el control de insectos, roedores y otras plagas.
Es uno de los materiales más utilizados, puede ser aplicada por inyección y por vía fosfuro de aluminio o fosfuro de magnesio, estos últimos son sólidos que reaccionan con la humedad de la atmósfera para producir gas fosfina (sustancia activa que actúa como plaguicida). Cuando los insectos se exponen a estos gases por suficiente tiempo todas las etapas del desarrollo (huevos, larvas, crisálidas y adultos) mueren. Una característica importante de la fosfina es que no posee poder residual ni persiste en el ambiente, degradándose rápidamente entre 5 y 28 hs.
Como regla general, en Argentina se recomienda una concentración mínima efectiva de 200 ppm de fosfina durante por lo menos 5 días dentro de la estructura de almacenamiento para lograr eliminar adultos, huevos y larvas de insectos. La clave para lograr esta concentración radica en dos factores muy importantes: la hermeticidad del recinto y la dosificación del fosfuro metálico. La hermeticidad permite que se establezca la concentración letal de fosfina y que se mantenga por el tiempo necesario para eliminar todos los estadios del insecto.
Celphos Max® es un insecticida a base de fosfuro de aluminio especialmente diseñado para el control de plagas que afectan a los alimentos almacenados. Es un producto ideal para aplicar en silos, depósitos, celdas, contenedores herméticos y encarpados alejados de la circulación habitual de personas. La dosificación para productos a granel es de 2 pastillas (6 grs.)/1m3, y para productos envasados de 2 a 3 pastillas /1m3.