Los sifonápteros son un orden de pequeños insectos ápteros, conocidos como pulgas. Son parásitos externos hematófagos de diversos animales y humanos, que logran ejecutar largos saltos para alcanzar fácilmente a nuevos huéspedes gracias a que en sus articulaciones poseen resortes de la proteína más elástica conocida, la resilina, igual que los saltamontes y langostas. Se conocen más de 2000 especies, varias de las cuales pueden transmitir enfermedades zoonóticas.
Existen miles de especies de pulgas, entre ellas la pulga de la rata de alcantarilla (Nosopsyllus fasciatus), la pulga de la rata negra (Xenopsylla cheopis), la pulga común que parasita al ser humano (Pulex irritans), la del perro (Ctenocephalides canis) o la del gato (Ctenocephalides felis). Aunque tienen ciertas preferencias de huésped, ya sean ratas, perros o humanos, no tienen ningún problema en alimentarse de otros mamíferos, o incluso aves, si el hospedador habitual está fuera de su alcance.
Descripción y tipos
Los adultos tienen de 1 a 8 mm de longitud; color pardo, cuerpo comprimido lateralmente y cubierto de cerdas dirigidas hacia atrás. Poseen reducción o falta de ojos, piezas bucales perforantes y son ápteros, aunque en las pupas de algunas especies pueden aparecer transitoriamente rudimentos alares. Sus patas son musculosas y las posteriores están adaptadas para saltar.
Anidación y ciclo de vida
Las pulgas tienden a ser más específicas de los entornos de anidación de sus hospedadores, ya que mientras que los adultos pueden alimentarse de la sangre de una variedad de animales, las larvas requieren condiciones más precisas, que están más asociadas con los hábitats y los hábitos de anidación de los hospedadores que con las características de su sangre.
Las larvas viven en lugares húmedos, oscuros, como las camas de los animales y la pelusa de las alfombras, alimentándose de residuos orgánicos y de excrementos de los ejemplares adultos. Estos constituyen un valioso ingrediente de la dieta como fuente de sangre, que algunas larvas necesitan para su desarrollo hasta estar preparadas para atacar al huésped. Las larvas pueden ser también depredadoras de artrópodos pequeños y débiles.
Una infestación típica de pulgas suele componerse de un 5% de adultos, 35% de larvas, 10% de pupas y un 50% de huevos.
Los huevos de pulga tienen aproximadamente 0,5 mm de longitud; son ovalados, nacarados y suelen ponerse indiscriminadamente en el pelaje, las plumas, el nido o la cama del huésped. No se adhieren al huésped, sino que caen directamente del animal por gravedad o cuando este se sacude o rasca. Lo mismo pasa con las heces oscuras de las pulgas adultas, dando lugar al efecto salpimentado (blanco y negro) asociado a las infestaciones de pulgas. La hembra pone de 4 a 8 huevos después de cada ingesta de sangre, pudiendo poner entre 800 y 1.000 huevos a lo largo de su vida, que puede durar hasta 2 años.
Los huevos tardan aproximadamente 1 semana en eclosionar, y de ellos salen larvas filiformes, blancas, ápteras, de 1,5 mm de longitud. Se distinguen por una cabeza identificable sin ojos, generalmente de color pardo, con mandíbulas adaptadas para morder; 3 segmentos torácicos y 10 segmentos abdominales, todos provistos de cerdas, y proyecciones en forma de gancho en el segmento abdominal terminal.
Después de 2 ó 3 semanas, con aproximadamente 5 mm de longitud, las larvas tejen capullos de seda a los que incorporan residuos y se empupan. Dentro del capullo, las larvas mudan durante tres días hasta convertirse en pupas, que inicialmente tienen color blanco crema y después pardo oscuro a medida que maduran y se convierten en adultos. Esta fase es la etapa quiescente, en la que la pulga puede hibernar. Las pulgas adultas emergen estimuladas por las vibraciones que provoca un huésped cercano, lo que explica los eventuales ataques en masa que se producen en edificios abandonados.
El ciclo de desarrollo, desde el huevo al adulto, se completa normalmente en 4 semanas, pero tarda mucho más si las temperaturas son bajas.
Control
La selección de los métodos de control de pulgas depende en gran medida de la magnitud del problema. En muchos casos, las infestaciones de espacios con buena higiene se deben a la presencia de mascotas. Cuando no es este el caso, es conveniente determinar la especie causante de la plaga: roedores, palomas, murciélagos, etc. Esto ayudará a identificar los posibles huéspedes y los focos de las infestaciones. Las medidas de control han de dirigirse contra las larvas y las pulgas adultas. Es una práctica acertada, realizar un tratamiento contra pulgas, a continuación de un trabajo de eliminación de las plagas hospedantes.
El mercado ofrece varias formulaciones de insecticidas disponibles para tratamientos en interiores, incluyendo concentrados emulsionables, floables, polvos mojables, microencápsulados y aerosoles. En general se recomiendan los floables por su mayor poder residual o concentrados emulsionables combinados con reguladores de crecimiento.
Las formulaciones más efectivas contienen ambos, un ingrediente activo que mata las pulgas adultas (por ejemplo, Pirimifos Metil) y un regulador de crecimiento insecto (ej. Lufenuron) que es necesario para evitar el desarrollo de los huevos, los estadíos larvales y las pupas.
El lufenuron es un regulador de crecimiento de alta especificidad para control de estadios juveniles (larvas, ninfas, etc.) de insectos. Por sus características físico-químicas puede penetrar principalmente por vía oral y ocasionalmente por vía dérmica. Provoca la interrupción del crecimiento al inhibir la síntesis de Quitina, por acción sobre la enzima Quitinasintetaza. Sobre los adultos ejercen su efecto sobre los órganos reproductores, disminuyendo la fecundidad en las hembras. Sobre larvas, reducen la alimentación y evitan que la vieja larva se desprenda de la cutícula al momento de la muda.
Estos productos actúan sobre las larvas de las pulgas y afectan el período de muda (pupa) causándole la muerte en este período. El mecanismo de acción de los IGR hace que se detenga el desarrollo de nuevas pulgas a partir de las larvas presentes al momento del tratamiento, pero no tienen efecto sobre las pulgas adultas o las pupas ya formadas, por lo que pueden emerger pulgas adultas durante dos o tres semanas después del tratamiento.
Para controlar estas pulgas que emergen se debe aplicar un tratamiento residual que cubra las dos o tres semanas, o realizar repetidas aplicaciones de un insecticida no residual. Una práctica lógica en el manejo preventivo de pulgas es la aplicación de estos I.G.R. antes de la “temporada” de pulgas que se inicia con la llegada de la primavera. Esta práctica impide que la infestación aumente y se transforme en un problema.
PULEX® posee una combinación de ingredientes activos que garantiza excelente efecto insecticida y residualidad. Actúa sobre distintos estadios, controlando eficazmente estadios juveniles (huevos/larvas) y adultos. Pirimifos Metil, pertenece a la familia de los órganos fosforados y ejerce su acción inhibiendo la acetil colinesterasa. Lufenuron, es una benzoilurea que regula el crecimiento (IGR) de los insectos inhibiendo la síntesis de quitina en estadios larvales. PULEX® actúa directamente por contacto e ingestión. La formulación es de bajo olor, no mancha y no irrita.