El Culex o mosquito común es un problema serio y molesto, ya que interfiere con el trabajo, la actividad al aire libre y el descanso. Son picadores dolorosos y persistentes, prefiriendo atacar al anochecer por sus hábitos nocturnos. Entran fácilmente en nuestras casas, buscando sangre para garantizar su reproducción. Si bien algunos son capaces de transmitir enfermedades, el Culex no es vector en nuestro país y a veces es olvidado en cuanto a su control profesional.
Culex es un mosquito extremadamente molesto por su comportamiento de picadura nocturna. Es el que nos despierta por las noches con su insufrible zumbido amenazante, o nos molesta en nuestras actividades al aire libre, principalmente entre la puesta y la salida del sol, debido a sus hábitos nocturnos. Se crían en todo tipo de recipientes, canales, lagunas, o cualquier estructura con agua, lo que hace que los encontremos en todas partes, tanto en aguas limpias como en contaminadas. Su riesgo como transmisor de enfermedades es bajo en nuestro país, ya que son vectores de enfermedades no presentes en nuestro territorio.
Biología
El Culex pone sus huevos en la superficie del agua dulce estancada, prefiriendo espacios protegidos del viento. Generalmente ponen sus huevos por la noche, uniéndolos para formar una balsa de 100 a 300 huevos. Una hembra puede poner una serie de huevos cada tres noches durante su vida. Pequeñas larvas de mosquitos (primer estadio) emergen de los huevos en 24 a 48 horas casi al unísono.
Las larvas viven en el agua de 4 a 14 días, dependiendo de la temperatura, debiendo salir a la superficie a intervalos frecuentes para obtener oxígeno a través de un tubo de respiración llamado sifón. Durante el crecimiento, la larva muda su piel cuatro veces. Las etapas entre mudas se denominan estadios. En el cuarto estadio, la larva alcanza una longitud de casi 1 cm y hacia el final de este estadio deja de alimentarse. En el cuarto estadio, muda convirtiéndose en pupa.
La pupa es más liviana que el agua y, por lo tanto, flota en la superficie. Toma oxígeno a través de dos tubos respiratorios llamados «trompetas». La pupa no come, pero no es una etapa inactiva. Cuando se le molesta, se sumerge en un movimiento de sacudidas hacia la protección y luego flota de regreso a la superficie. La metamorfosis del mosquito en adulto se completa dentro de la caja de la pupa. El mosquito adulto parte la caja y emerge a la superficie del agua donde descansa hasta que su cuerpo se seca y se endurece.
Solo las hembras necesitan una alimentación de sangre, fundamental para su proceso reproductivo, picando tanto animales de sangre fría como caliente.
Los estímulos que influyen en la mordedura incluyen una combinación de dióxido de carbono, temperatura, humedad, olor, color y movimiento. Los mosquitos machos no pican, sino que se alimentan del néctar de las flores u otra fuente de azúcar.
Control del Culex
Como primera medida, debemos eliminar los lugares donde se reproducen, evitando todo tipo de recipientes con agua, vaciando bidones, platos bajo macetas o potes y retirar todos los objetos abandonados que puedan retener agua: plásticos, botellas, juguetes o vasos. Piscinas y reservorios deben tener siempre un buen mantenimiento.
Los insecticidas químicos son el método más utilizado para controlar mosquitos, mediante fumigación al aire libre, mosquiteros impregnados o fumigación residual en interiores. Sin embargo, los efectos de los insecticidas químicos en las poblaciones de mosquitos pueden desarrollar rápidamente resistencias. Cada insecticida desencadena la selección de uno o más mecanismos de resistencia. Estos mecanismos incluyen cambios en el sitio de acción objetivo y desintoxicación metabólica, entre otros. Por lo tanto, es recomendación rotar principios activos para evitar y postergar la aparición de resistencias.
Los programas de control de mosquitos no pretenden eliminar por completo las poblaciones, sino que tienen como objetivo reducir su número para minimizar molestias y los riesgos de transmisión de enfermedades.
La eficacia de los adulticidas depende de varios factores, como los tipos de mosquitos presentes, la sustancia química utilizada, cuándo se aplica y con qué frecuencia, las condiciones climáticas del momento, y la densidad del espacio a tratar. En general se considera que es un método efectivo para reducir temporalmente la población de mosquitos adultos, sin afectar a huevos, larvas o pupas, que siguen con su crecimiento normal. Generalmente, este tipo de aplicaciones en vuelo se realizan en formato de ultra bajo volumen.
La fumigación entendida como rociado espacial realizado con una termonebulizadora pesada, es el elemento usado por los municipios en general, sirve para combatir mosquitos adultos en vuelo (aproximadamente es el 20% de la población), luego cae sobre las plantas y si llueve llega al suelo donde no suele haber mosquitos. Este proceso no tiene efecto residual, y habitualmente se emplea para combatir mosquitos en grandes áreas abiertas.
Pero es importante no olvidar intervenir también otras áreas de hábitat del culex, reforzando con aplicaciones de insecticidas con pulverización (manual o motomochila) en la vegetación, que es donde el macho se alimenta, y en los espacios que utiliza como refugio.
Por lo tanto, los métodos más eficientes incluyen la eliminación de criaderos y el control de larvas, además de combatir los adultos de mosquitos. Los larvicidas, mediante la aplicación de insecticidas químicos en los criaderos, son la mejor estrategia para matar larvas y pupas de mosquitos en el agua. Los larvicidas están presentes en varias formas que van desde polvo, tabletas o líquidos.
Los más utilizados de estos insecticidas de síntesis son los moduladores de los canales de sodio (piretroides y piretrinas), los inhibidores de la acetilcolinesterasa (organofosforados), y los antagonistas de los canales de cloruro regulados por el ácido gamma-aminobutírico.
Organofosforados
Los insecticidas organofosforados, como el pirimifos metil, son derivados del ácido fosfórico, que tienen actividad contra un amplio espectro de invertebrados. Interfiere con la acción de las enzimas que regulan el neurotransmisor acetilcolina, dando como resultado en primera instancia calambres musculares, parálisis y, finalmente, la muerte. Por tanto, estos insecticidas tienen una acción tóxica que bloquea una enzima acetilcolinesterasa del sistema nervioso central y periférico de los insectos, en las uniones sinápticas. La enzima hidroliza rápidamente la acetilcolina, dando como resultado la repolarización de la membrana o la placa basal en las conexiones neuromusculares, preparándose para la llegada de un nuevo impulso. Al formar fuertes enlaces covalentes entre el insecticida y la acetilcolinesterasa, la enzima se inhibe, provocando la acumulación de acetilcolina en la unión sináptica y la interrupción de la transmisión normal de los impulsos nerviosos.
Piretroides y piretrinas
Los piretroides y las piretrinas (permetrina, deltametrina y el etofenprox ) que se usan para controlar los mosquitos se descomponen más rápidamente a la luz del sol en lugar de la descomposición química o microbiana. Sin embargo, los piretroides se consideran insecticidas axónicos, compuestos de sustancias más estables o se degradan más lentamente en presencia de luz solar que las piretrinas y generalmente son eficaces contra la mayoría de las plagas de insectos. Además, los piretroides se pueden combinar con otros ingredientes activos, como el butóxido de piperonilo, para retardar su degradación y evitar que el sistema del insecto detoxifique el piretroide, haciéndolo más eficaz. Retraso que permite que el producto químico persista más tiempo en el ambiente, requiriendo dosis menores y menos frecuentes para matar plagas. Este tipo de insecticida afecta el sistema nervioso central y periférico de los insectos y tiene un rápido efecto de derribo, al interferir con los canales de sodio de la membrana nerviosa provocando la interrupción de la transferencia de iones y la transmisión de impulsos entre las células nerviosas. Además, estimula a las células nerviosas para que produzcan descargas repetitivas y, finalmente, provoquen parálisis y muerte. Debido a que los piretroides actúan sobre el sistema nervioso de los insectos a través de una vía diferente a la de los plaguicidas organofosforados, generalmente tienen una baja toxicidad en mamíferos y aves; sin embargo, son tóxicos para los peces y los renacuajos.