El crecimiento de las poblaciones resistentes es un problema de dimensión mundial que pone en peligro las herramientas disponibles de control. Es fundamental conocer los mecanismos que derivan en la generación de resistencias, y la importancia de rotar activos para proteger las tecnologías disponibles.
El primer caso de resistencia fue reportado hace más de un siglo, pero recién se comenzó a considerar su importancia a finales de la década del ´40 cuando se detectaron moscas resistentes a dicloro difenil tricloroetano (DDT). A partir de ese momento, con la introducción de cada nuevo insecticida (ciclodienos, organofosforados, carbamatos, piretroides, etc) la resistencia ha tardado entre 2 y 20 años en evolucionar.
¿QUÉ ES LA RESISTENCIA?
La resistencia es un cambio, heredable, en la susceptibilidad de una población de insectos. La selección natural permite a algunos insectos pre-adaptados con genes de resistencia sobrevivir a las aplicaciones de insecticidas y pasar esa característica a su descendencia. Estas condiciones genéticas junto con la aplicación intensiva y repetida de insecticidas son las causas de la rápida evolución de la resistencia en la mayoría de los insectos y ácaros.
Como consecuencia de la aplicación continua de insecticidas con el mismo modo de acción (MdA), la selección de los individuos resistentes continúa por lo que la población de insectos resistentes crece. El resultado de esta permanente presión de selección es un aumento de la población de insectos resistentes superando a los susceptibles, tornando ineficaz al insecticida, debiendo recurrir a otro de diferente modo de acción, si está disponible.
Tipos de resistencias
La resistencia puede ser simple, múltiple o cruzada. La resistencia simple es cuando un mecanismo de le permite a la plaga resistir la acción de un insecticida. Resistencia múltiple es cuando la plaga posee varios mecanismos de forma simultánea con resistencia a insecticidas con diferentes modos de acción.
Resistencia cruzada es cuando un mismo mecanismo confiere resistencia a un número de químicos de un mismo grupo, presentando resistencia de forma simultánea a distintos insecticidas de un mismo modo de acción.
Mecanismos de resistencia
Los principales mecanismos de resistencia son: alteraciones en el sitio blanco de acción y la resistencia metabólica.
La resistencia mediada por alteraciones en el sitio blanco de acción se presenta cuando el insecticida no logra unirse a su sitio específico de acción en el organismo del vector. Consiste normalmente en un pequeño cambio en el lugar de fijación del tóxico, de manera que deja de ser compatible y, por tanto, deja de tener una acción tóxica. Esto puede darse, ya sea por disminución en la sensibilidad del blanco o por alguna modificación en la unión de éste. Este tipo de resistencia suele conferir abruptamente un factor de resistencia muy elevado.
La resistencia metabólica depende de la presencia de niveles elevados de enzimas detoxificantes que, al modificarse la vía metabólica del insecto, se detoxifica o se niega en el metabolismo el compuesto en su forma tóxica, evitando que el activo llegue a su sitio de acción. Los insectos, y todos los animales, tienen una serie de sistemas enzimáticos que les permiten detoxificar los productos potencialmente peligrosos que entran en su cuerpo.
Los tres sistemas de detoxificación más importantes son: las monooxigenasas (oxidasas de función múltiple), las esterasas, y las glutatión S-transferasas. Estos enzimas atacan el insecticida y, o lo secuestran inhabilitándolo para su acción tóxica, o bien lo metabolizan, normalmente a un producto más hidrófilo, para que sea excretado rápidamente. La resistencia metabólica suele ser gradual, aumentando de manera progresiva el factor de resistencia, por acumulación de genes de resistencia (más y/o mejores enzimas).
Existen otros mecanismos de resistencia menos frecuentes como son la resistencia por comportamiento y
por penetración disminuida a través de la cutícula.
Entender cómo los mecanismos bioquímicos y moleculares confluyen en la generación de la resistencia, permite plantear una estrategia de rotación de insecticidas y la búsqueda de alternativas para el control.
MANEJO INTEGRADO DE MOSQUITOS
Los profesionales de control de plagas formulan planes de control mediante el uso de un enfoque de manejo integrado de vectores, recurriendo a una combinación de métodos para prevenir y controlar los mosquitos u otras plagas. Este manejo de basa en un entendimiento de la biología de los mosquitos, su ciclo de vida y la manera en que propagan los virus, en caso de ser vectores.
Los componentes básicos del manejo integrado de mosquitos comprenden monitoreo, reducción de las
fuentes, control de todos los estadios de vida de los mosquitos, prueba de resistencia a los insecticidas,
control químico y evaluación de las medidas tomadas.
La rotación de insecticidas es una estrategia de manejo que tiene como objetivo reducir el riesgo de resistencia. Se implementa alternando el uso de diferentes ingredientes activos, con diferentes modos de acción.
Herramientas químicas
Los piretroides (deltametrina y el etofenprox) se consideran insecticidas axónicos, compuestos de sustancias más estables las piretrinas. La deltametrina es uno de los componentes más utilizados en todo el mundo. Es un piretroide sintético con actividad insecticida y acaricida de amplio espectro, que actúa por contacto e ingestión afectando al sistema nervioso de los artrópodos. Actúa en los canales de sodio de la membrana nerviosa provocando la interrupción de la transferencia de iones y la transmisión de impulsos entre las células nerviosas. Además, estimula a las células nerviosas para que produzcan descargas repetitivas y, finalmente, provoquen parálisis y muerte.
Deltaglex 1.5® esta formulado a base de deltametrina al 1,5%, siendo un insecticida de amplio espectro de acción. Posee una gran acción de desalojo, especialmente importante en áreas donde la localización de los insectos resulta compleja. Una vez diluido en agua en las dosis recomendadas, no produce irritación. Por tratarse de un piretroide estable, su residualidad es sumamente aceptable, dependiendo fundamentalmente de las condiciones de intemperie y de la superficie tratada.
El etofenprox es otro piretroide sintético de amplio espectro y alta residualidad. Su diferencia radica en que carece del grupo orgánico ciano derivado del cianuro. Actualmente es recomendado por la OMS para ser usado en tratamientos ambientales, especialmente en el control de vectores como el mosquito. Actúa por contacto e ingestión afectando al sistema nervioso de los artrópodos y provocando su muerte.
Vector® 2.0, es insecticida piretroide sintético formulado a base de etofenprox 20%, que no produce irritación y es sumamente eficaz para el control de insectos voladores como moscas, jejenes, mosquitos, etc. Por tratarse de un piretroide no irritante, se puede utilizar en sitios sensibles, como jardines, plazas, escuelas, hospitales, y cualquier otro lugar que no pueda ser desalojado ni durante ni después de la
fumigación. Su eficiencia llega al 100% de volteo y mortandad de la población adulta en vuelo que entre en contacto con el activo, garantizando una alta eficacia en su aplicación.
Los insecticidas organofosforados, como el pirimifos metil, son derivados del ácido fosfórico. Su acción tóxica bloquea una enzima acetilcolinesterasa del sistema nervioso central y periférico de los insectos, en las uniones sinápticas. Interfieren con la acción de las enzimas que regulan el neurotransmisor acetilcolina, dando como resultado en primera instancia calambres musculares, parálisis y, finalmente, la muerte. Son una herramienta eficiente para la rotación de principios activos ante tratamientos prolongados de piretroides o donde se hayan identificado evidencias de resistencia.
Los insecticidas reguladores de crecimiento (IRC) son un grupo de compuestos que pueden interrumpir los procesos normales de crecimiento y desarrollo de los insectos. El lufenurón pertenece a este grupo, siendo un derivado de las benzoilfenil ureas, y actúa inhibiendo la polimerización de las cadenas de quitina, componente primordial en el desarrollo de invertebrados. Es un agente netamente ovicida que no posee actividad adulticida.
Existen formulaciones más efectivas que contienen combinaciones de ingredientes activos, por ejemplo: un ingrediente activo que controla adultos (pirimifos metil o deltametrina) y un regulador de crecimiento (lufenurón) que es necesario para evitar el desarrollo de los huevos, los estadios larvales y las pupas.
PULEX® es una eficiente combinación de ingredientes activos que garantiza excelente efecto insecticida con alta residualidad. Actúa sobre distintos estadios, controlando eficazmente estadios juveniles (huevos/larvas) y adultos. Pirimifos metil ejerce su acción inhibiendo la acetilcolinesterasa, mientras el lLufenuron (IGR) actúa inhibiendo la síntesis de quitina en estadios larvales. Su formulación es de bajo
olor, no mancha y ni irrita. Está especialmente indicado para programas estratégicos de mezcla y/o rotación con insecticidas piretroides.
CONCLUSIÓN
El uso intensivo y extensivo de insecticidas de un mismo modo de acción para el control del mosquito vector está provocando el desarrollo de resistencias, tanto a organoclorados, organofosforados, piretroides y carbamatos en poblaciones de mosquitos. El manejo de la resistencia debe ser una parte integral de todos los programas de control de vectores. El importante utilizar los insecticidas de tal
manera que se mantengan su eficacia.